CADA VEZ MENOS MARGEN PARA EL ENGAÑO…

 

La figura autoritaria y monacal de Onganía se desvaneció en un hermoso día de junio.

Una nueva parada militar; la misma farándula de entorchados entreguistas que lo puso hace casi cuatro años como jefe de las clases explotadoras, lo declaró cesante.

La fachada del régimen se había desgastado nuevamente. La crisis estructural instalada en nuestra patria dependiente es el marco donde permanentemente van reventando los distintos proyectos de quienes detentan las herramientas de un poder condicionado y orientado por el imperialismo del dólar; a poco de andar las contradicciones afloran: la contradicción principal, aquella que hace que las enormes mayorías populares resistan brava y permanentemente la continuidad de la dependencia y su explotación; y las contradicciones entre los distintos sectores de las clases dominantes que pugnan por una mejor ubicación en el reparto neocolonial.

En 1969 las fuerzas populares encabezadas por los trabajadores y con un importante aporte del movimiento estudiantil nacional y antiimperialista hicieron tambalear lo que aparecía como una inexpugnable fortaleza del régimen oligárquico-imperialista, la dictadura de Onganía. Hoy los mismos de ayer coinciden en la forma de enfrentar al pueblo nuevamente. La conclusión de que hay que cambiar la fachada y garantizar lo esencial: la continuidad de la dominación de los socios de los monopolios yanquis, vale para el ciclo sin fin de los planes de las clases dominantes y del particularmente colonial vigente hoy sobre la base de la doctrina de la guerra interna de todo el campo popular. Como todas las crisis de caída de Onganía se esconden contradicciones reales entre distintos grupos e intereses de las clases dominantes pero, en esencia se busca la continuidad del sistema, que en nuestra Argentina de Latinoamérica dependiente de los yanquis, está signada por la monopolización de la economía y la militarización de la sociedad civil.

El replanteo del esquema político, las novísimas formulaciones del comunitarismo y el participacionismo, buscó infructuosamente lograr que los trabajadores y el pueblo vieran quebrada su resistencia antiimperialista. Con bombos y platillos se trabajó sobre las capas de dirigentes sindicales entreguistas y sobre los sectores conciliadores del peronismo totalmente irrepresentativos marcándoles el sentir y las necesidades de las manos dominantes. Se buscó afanosamente integrar a los trabajadores al sistema, integrar al peronismo, dominar las luchas contra la explotación de los trabajadores y la pauperización de las capas medias, correlatos inescindibles del afianzamiento de la dominación monopolística.

Se intentó con escaso éxito legalizar la superexplotación con acción psicológica populista. Vender “modernidad” como engañifa resolutoria de la recolonización organizada.

Los trabajadores echaron una y cien veces en la acción al participacionismo entreguista, los sectores conciliadores pro-oficialistas que actuaron como cuña en el “movimiento popular” evidenciaron permanentemente su irrepresentatividad  y LA VIOLENCIA SISTEMÁTICA, LA REPRESIÓN ABIERTA FUE APARECIENDO UNA Y OTRA VEZ COMO LO ES: ¡LA VERDAD DEL SISTEMA!

Y ESTO ES JUSTAMENTE LO QUE HAY QUE ENMASCARAR, TAPAR, DARLE PRESENTACIÓN LEGAL PARA QUE SEA ACEPTADA, CONVALIDADA POR EL PUEBLO Y NO ENFRENTADA COMO EN CÓRDOBA , COMO EN ROSARIO, COMO EN LAS CIENTAS DE ACCIONES A TRAVÉS DE LAS QUE COTIDIANAMENTE Y DE VARIADAS FORMAS SE AMPLIÓ LA RESISTENCIA POPULAR CONTRA LA DICTADURA DE ONGANÍA Y LOS YANQUIS.

Así es que el régimen otrora poderoso pareció en los últimos tiempos tambaleante. Las contradicciones entre los distintos sectores oligárquicos por lograr una mejor ubicación como socios del amo yanqui afloraron cada vez más a la superficie.

El episodio de las carnes reveló crudamente el entrelazamiento entre los funcionarios y los monopolios (relación de Krieger Vasena con DELTEC, etc..); las reales motivaciones entre los “salvadores de la patria” cada cual peleando por sus ganancias e intereses (oligarcas de las finanzas, de la ganadería, de la comercialización, agentes y lobbies de unos u otros monopolios imperialistas). La putrefacción del sistema se hacía demasiado evidente ante el fracaso de la fórmula participacionista. El episodio Aramburu dio pie para que se expresaran los sectores de la “oposición de su majestad”. Opositores del gobierno pero nunca del sistema, abogados amigos y abogados de los yanquis vieron la oportunidad para ofrecer un nuevo impulso al oligopolio antinacional. Reconstruir una nueva propuesta de “salida” también con peronistas amigos, también sindicalistas dispuestos a ponerse “nuevos” pantalones largos.

Y LANUSSE Y LA MARINA Y LOS FRIGERISTAS Y SU COMPARSA YA ESTÁN EN EL PODER, ya tendremos oportunidad de analizar detalles, diferencias, matices, contradicciones que motivaron el golpe, que existen entre los nuevos golpistas, pero lo que interesa recalcar hoy es que la contradicción principal, la de todos ellos, como la de los onganistas que se van, es con el pueblo, con la clase obrera superexplotada, con los estudiantes conscientes de querer construir una patria libre, esa contradicción permanece inalterada.

El movimiento popular le dio la espalda a Onganía, lo enfrentó con todas sus fuerzas, Así como no fue ganado por el canto de sirena, del “participacionismo", tampoco lo será por el de "una democracia ficticia, ni por el “arrepentimiento" gorila. 

ESTOS NUEVOS VENDEDORES DE BUZONES YA ESTÁN MUERTOS DE ENTRADA. El movimiento popular, la clase obrera, los estudiantes, los intelectuales dispuestos a ligarse con el pueblo, los distintos sectores que no se pliegan a la continuidad de la dependencia seguimos recorriendo el camino de la lucha. Afirmados en los contenidos antiimperialistas de un peronismo combativo, del que no reniega, los trabajadores seguirán construyendo su vanguardia en las fábricas, en los barrios, en las agrupaciones de base del peronismo revolucionario luchan contra el régimen por la verdadera Independencia Nacional, únicamente alcanzable a través de un gobierno auténticamente popular que no devendrá de regalo ni de farsas electoralistas, sino como producto de la lucha. De la imposición del programa popular tan magníficamente sintetizado en aquel programa del 1ro. de Mayo de la C.G.T. de los argentinos; que plantea la expulsión de los monopolios imperialistas, y la dirección de los trabajadores en el proceso nacional de construcción del socialismo.

Junto a la clase obrera, junto al Peronismo revolucionario, los estudiantes nacionalistas y antiimperialistas afianzaremos nuestro puesto en la lucha común. Afirmaremos aquella unidad contra los enemigos y contra los traidores forjados en las barricadas callejeras y con la cotidiana solución crítica de nuestra situación privilegiada de universitarios, para ir construyendo, desde ya, en el cuestionamiento de la universidad y los contenidos pedagógicos con que el régimen pretende “socializarnos”, para forjar la cultura y la ciencia aptas para fortalecer el proyecto de Liberación Nacional.

Desde el FEN, con el movimiento estudiantil y junto al pueblo gritamos hoy: 

-¡Ni Onganía, ni Lanusse, ni dictadura participacionista, ni dictadura liberal o desarrollista!!!

- Organización y lucha del pueblo por la Liberación Nacional y Social argentina! 

En ese camino debemos dar un rotundo NO a quienes buscan dar una falsa legitimidad a esas nuevas formas de dichos de generales antipatria.

La fortaleza del movimiento estudiantil debe garantizarse mediante una amplia discusión y debate con todos los estudiantes que allanen el camino para continuidad de la lucha estudiantil junto a los trabajadores.

Frente Estudiantil Nacional (FEN)

¡PATRIA SI, COLONIA NO!

9 de junio de 1970